Independientemente de que la empresa lo fomente o no la jornada intensiva ( este es otro tema) la pregunta es. ¿Porque el empleado por regla general prefiere no hacerla? ¿Tienes la opción y no te atreves? ¿De que tienes miedo? ¿Qué crees que pasará si la haces?
Hay estudios que hablan de los beneficios que obtienen las empresas si establecen para sus empleados jornadas intensivas; mayor motivación, empleados más contentos, mayor productividad. Pero a no ser que seas un empresario/a estos beneficios te quedan muy lejos.
Yo llevo trabajando en una empresa más de 17 años y la posibilidad de hacer jornada intensiva ya existía antes de que yo empezará a trabajar aquí y tengo que confesarte que después de tantos años, este es el primero que he decidido hacerla y la estoy haciendo.
En la mayoría de las empresas que no se hace jornada intensiva el problema está en cada uno de nosotros. Existe una regla no escrita que “ se ve mal que se haga jornada intensiva” o “ parece que si se hace jornada intensiva no están comprometido con la empresa”. Existe la creencia social de “ si estas en la oficina muchas horas eres un profesional y un buen trabajador” (el llamado presencialismo) …de hecho se nos escapan frases como” hoy me voy pronto” ¿pronto = a tu hora de salida? … o peor aún, si nos vamos “pronto” nos llevamos a casa ese sentimiento de culpabilidad de que estamos haciendo algo mal. A mí al menos me ha pasado durante todos estos años. Pero todo eso solo está en nuestra mente, es algo que nos hemos creído , que nos hemos tragado y todos estamos jugando con esas reglas. Ser consciente de esto ya es un primer paso.
Cuando en mayo empezó la jornada intensiva de mi empresa pensé “ Ale, que suerte las personas que lo hacen (hay algunas áreas que históricamente la hacen sin problemas). Como me gustaría disponer de las tardes libres para trabajar en mi proyecto personal, para ir a la piscina, para dormir, para hacer nada… ¿y si este año la hiciera? ¿Qué pasaría? . Nada más hacerme esas pregunta lo sentí, con mucha intensidad, en todo mi cuerpo, mi corazón empezó a latir fuerte, me costaba tragar, mis músculos se tensaron … si sentí todos los síntomas de la emoción MIEDO. Y pensé “Wowww, tengo miedo” . Tenía miedo a significarme, miedo a no parecer profesional, miedo a que me despidieran , miedo a que ya no cuenten conmigo para un ascenso o un proyecto, miedo a que hablen mal de mí,, miedo , miedo , miedo. Y con miedo lo único que consigues es bloquearte y hacerte pequeñita.
La emoción miedo es la emoción que nos sirve para identificar una amenaza “real” y garantizar nuestra seguridad. El miedo sano (el que utilizamos correctamente) nos sirve para identificar esas amenazas o invasores y poner límites y decir que NO. El miedo es respeto y el respeto empieza por uno mismo y así me di cuenta que no había nada que pusiera en peligro mi equilibrio y mi armonía excepto yo misma y mi mente. ¡Yo era la amenaza! Era ¡yo! la que no me estaba respetando en base a una película que yo misma me había montado en mi cabeza. Era yo la que no me permitía ser una profesional cumpliendo con mi trabajo en lugar de preocuparme por » el que dirán». Te aseguro que fue todo un descubrimiento. Así que observe esa emoción como mucho cariño sin juzgarla, solo observándola.
Las emociones nos regalan mucha información sobre nosotros mismos y nuestros patrones mentales. Empecé a darme cuenta que todo eso que creía y los “y si… pasa esto… “y si… pasa aquello” que surgían en mi cabeza no eran reales porque había personas y circunstancias que lo desvalidaban. El ni siquiera plantearme hacer jornada intensiva era un miedo mental provocado por un montón de creencias o patrones que me había creído durante mucho tiempo. La observe y tras varios días la emoción se fue disolviendo y decidí pasar a la acción, decirme que NO a mí misma y empezar a respetarme. Así que sin dudarlo me senté con mi jefe y muy tranquilamente el dije que este año iba a acogerme a la jornada intensiva. ¿Y sabéis que paso? ….Pasó NADA. No pasó nada y todo lo contrario. Me dijo que ok, que estaba en mi derecho y que además me vendría muy bien para trabajar en mi proyecto personal.
Os aseguro que fue una gran lección sobre mi misma y sobre esta maravillosa emoción; cuando tu empiezas a respetarte, los demás lo hacen. Todo empieza en uno mismo. No olvides que “Lo que crees lo creas solamente para darte la razón” .
Las emociones no son positivas o negativas como nos hacen creer-. Solamente el uso correcto e incorrecto de ellas te puede llevar a una vida plena, segura y en equilibrio o a vivir abrumada, estresada, triste o enfadada….. Cada emoción tiene un único estímulo y una finalidad. Las emociones no hay que controlarlas ni negarlas, todo lo contrario, hay que aceptarlas y observarlas y aprender a usarlas correctamente.
Si puedes hacer jornada intensiva y te gustaría hacerla pero no la haces , no busques culpables fuera. Se sincera contigo misma. Observa ¿qué sientes? .