En este post quiero hablar de la rabia.. esa emoción que ya de entrada rechazamos y consideramos una emoción mala pero que por otro lado no podemos evitar en muchas situaciones de nuestra vida. Cuantos veces decimos ¡Que rabia! ¡No es justo! ¡Estoy que muerdo a alguien! ¿te suena? pero antes de continuar descubriendo esta maravillosa emoción- como todas- si sabes vestirla cuando toca, te voy a contar un cuento…
Erase una vez, dos monjes zen que caminaban por el bosque de regreso a su monasterio.En su camino debían de cruzar un río, en el que se encontraron llorando una mujer muy joven y hermosa que también quería cruzar, pero tenía miedo. “¿Que sucede?” – le preguntó el monje más anciano. “No puedo cruzar. Lo he intentado pero me arrastra la corriente y nunca podré llegar al otro lado sin ayuda. ¿Podéis ayudarme a cruzar…?”. ” Ojalá pudiéramos ayudarte” – se lamento el monje más joven, “pero nuestros votos de castidad nos prohíben todo contacto con el sexo opuesto y el único modo de hacerlo sería cargarte sobre nuestros hombros. Lo lamento, créame”. “Yo también lo siento” – dijo la mujer llorando desconsolada.El monje más viejo se puso de rodillas, y dijo a la mujer: “Sube”.
Al llegar a la otra orilla, la mujer descendió dándole las gracias y se fue. Los monjes, sin decir palabra, continuaron su marcha al monasterio… aún tenían por delante diez horas de camino.El monje joven estaba furioso. No dijo nada pero hervía por dentro; “Un monje zen no debía tocar una mujer y el anciano no sólo la había tocado, sino que la había llevado sobre los hombros” pensaba.
Al llegar al monasterio, mientras entraban, el monje joven se giró hacia el otro y le dijo:”Tendré que decírselo al maestro.Tendré que informar acerca de lo sucedido. Está prohibido. ¿De qué estás hablando? ¿Qué está prohibido?” dijo el anciano. “¿Ya te has olvidado?”Llevaste a esa hermosa mujer sobre tus hombros” dijo aún más enojado el joven.
El viejo monje se rió y luego le respondió: “Es cierto, yo la llevé. Pero la dejé en la orilla del río, muchas leguas atrás. Sin embargo, parece que tú todavía estás cargando con ella…”
¿Cuantas veces nos pasa esto en la vida? ¿Cuantos rencores, resentimientos, ofensas, malentendidos, discusiones seguimos manteniendo vivos en nuestra mente” y sobre todo ¿para qué lo hacemos? ¿qué logramos? ¿en qué nos ayuda? ¿para que guardamos ese rencor?
Seamos lógicos y tomemos conciencia de los inconsciente que somos con nosotros mismos guardando toda esa basura en nuestra mente y en nuestro cuerpo porque solo es eso basura. Dicho en otras palabras y extrayendo una frase de la película Tierra del Mal
«Odiar es como tomar veneno y esperar a que tu enemigo muera»
[separador height=”20px”] ¿inteligente,no?
En nuestro día a día vivimos injusticias, nos tragamos mentiras y manipulaciones y en la mayoría de las ocasiones no las vemos venir, o si las vemos no somos capaces de actuar y de hacer justicia con nosotros. Lo vivimos como víctimas y creemos que nada podemos hacer, por miedo, por inseguridad, por amor (incluso!) y así que aguantamos como campeones, y luego, una vez pasado para “desahogarnos” para sentirnos mejor empezamos a quejarnos, insultar o justificar internamente o empezamos a recrearlo y contarlo a nuestra pareja, nuestra madre, nuestros amigos … “mira lo que me ha pasado” …. “que injusticia” …gritamos esperando que nos consuelen y nos den la razón… (la eterna necesidad de tener razón) convirtiéndonos en personas muy pesadas llorando y quejándonos de todo lo que no hemos sabido solucionar nosotros mismos.
Reconocer que no hemos sabido actuar, no hemos sabido defendernos, no hemos sabido hacer justicia utilizando la Rabia sana es empezar a comportarte como un adulto. (es curioso que cuando un niño patalea y se queja le respondemos precisamente eso; “No llores, comportare como un adulto , que ya eres mayoricito” jajaja, que incoherente somos a veces, no? . No vemos en nosotros lo que fácilmente reprochamos al del enfrente.
La rabia es la emoción que detecta las mentiras y las manipulaciones y cuya finalidad es hacer justicia. La rabia actúa en el Aquí y en el Ahora. La rabia es tranquila y firme. La rabia, corta y te libera y nunca te ancla al pasado.
La rabia dice “Asi no y Así si”- dicho de otro modo te permite expresar como no quieres las cosas y como las quieres aportando alternativas-. Esa es la rabia sana, la que nos sienta bien, las que nos permite movernos, tener energía y conectarnos con la tierra.
[separador height=”20px”] La rabia es tan necesaria en nuestra vida como el miedo y la tristeza otras emociones con muy mala fama.
Asumamos la responsabilidad que tenemos en nuestra vida y actuemos como adultos haciendo justicia para nosotros y nuestro entorno y si no es así y si no somos capaces de actuar en el momento ya no toca rabia, toca vestirnos de tristeza para aceptar la perdida de oportunidad de no haber hecho justicia, de que se nos ha pasado la oportunidad. Eso te liberará de toda carga negativa y evitarás mantenerlo en tu mente y sufrir por ello cuando ya nada puedes hacer. Esa aceptación incluye el perdón hacia ti mismo por no haber sabido comportarte como un adulto.
Eso sí, evita ver injusticias dónde no las hay. Por ejemplo, que te multen por una infracción de tráfico no es una injusticia (por más que lo neguemos, ) es una pérdida y toca vestirse de tristeza para aceptar y aprender. Que vayas a la peluquería y tras pedirle a la peluquera que te corte 1 centímetro sales con el pelo corto como un marine es una injusticia y ahí es cuando toca decir Así no y Asi si y cortar (nunca mejor dicho”;-)) con la injusticia y además le estas permitiendo a la persona aprender y crecer. Luego claro, toca aceptar y disfrutar tu nueva imagen, una vez soltado la rabia puede que hasta te guste!.
Suelta todos tus rencores, resentimientos y odios. Pertenecen al pasado y ese no va a volver nunca. Tu salud y tu entorno te lo agradecerán.
18102017