La mayoría de las personas no les gusta hablar en público. El mero hecho de saber que tenemos que preparar una presentación y exponerla nos pone tensos y nerviosos. El miedo se apodera de nosotros. Ese miedo irreal que produce nuestra mente y que nos hace sentir todos los síntomas reales de esa emoción.
¿Por qué nos sucederá esto? No cabe duda que somos seres emocionales y la comunicación es la base de la relación humana. De hecho, nos gusta más hablar que escuchar, nos interrumpimos continuamente y se nos va la vida en dar nuestra opinión sobre cualquier tema para satisfacer nuestra necesidad innata y egocéntrica de tener razón, pero… cuando se trata de exponerse a ante una audiencia…la cosa cambia de forma radical. Si tenemos la oportunidad de presentar una idea, vender nuestro proyecto o reportar un informe curiosamente nos empequeñecemos y nos acobardamos. Curioso, ¿no?
Al final de este post explicaré esta disfunción (miedo en lugar de orgullo) pero déjame primero exponerte las 10 razones que he descubierto y que responden a esa pregunta ¿Por qué nos da miedo a hablar en público?
- Momento pizarra. Así lo llamo yo. Todos, incluso los niños de hoy (¡sorprendentemente!) hemos sufrido en colegios e institutos la exposición pública en la pizarra. Salir a la pizarra se ha usado siempre como un castigo … “Fulanito, ya que tienes tantas ganas de hablar, sal a la pizarra”. ¿te suena? Y es más si no te sabias la lección, o la respuesta a la pregunta, sufrías el castigo, el desprecio o la burla del profesor o de tus compañeros. Piénsalo, “de esos barros estos lodos”. ¿como queremos luego sentirnos tranquilos cuando nos exponemos ante una audiencia? Nuestra mente sigue pensando que presentar es salir a la pizarra, que nos están examinando y que seremos castigados si no lo hacemos bien. Pero ya no somos niños, ¿o sí?
- Evitamos el error.Nos dá pánico equivocarnos y esto también viene de nuestra programación mental de la infancia. En esta sociedad se castiga el error. “Equivocarse es malo”, “Tenemos que ser prefecto y no cometer errores” … Paradójico. no? ¿por qué sin error como crees que podríamos aprender? Imagínate un informático que tras programar una app se enfadará con ella ante el primer error y la castigará sin batería ¿absurdo, no? Precisamente el error es lo que le permite mejorarla. Pues lo mismo pasa con nuestra mente. El error nos permite aprender.
- Excesiva exigencia.Esto viene del anterior. Nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Nos exigimos mucho y seguimos validando que equivocarse está mal.
- Nuestra experiencia como audiencia. Así es, hemos asistido a demasiadas presentaciones aburridas en las que la audiencia y nosotros mismos (¿por qué no admitirlo?) nos hemos dormido y nos han resultado un “peñazo”.
- Pensamos que molestamos y robamos tiempo a la audiencia.En muchas ocasiones y así lo veo día a día somos nosotros mismos nuestros propios enemigos. Tenemos tan poca confianza en nuestra presentación que continuamente nos disculpamos ante la audiencia con frases del tipo ” Bueno, ya no les aburro más con tanto dato.” ” Espero no ser muy aburrida” ¡wowww! … si dices algo así a la audiencia ¿qué efecto crees que va a tener? ¿para que la estás preparando? y, sobre todo, si crees que es así ¿porque lo haces? ¿no te parece una falta de respeto?
- Nos comparamos.Nos comparamos con grandes presentadores y oradores y nos sentimos pequeños. Ponemos el foco en lo que nos falta por desarrollar en lugar de admirar como lo hacen para aprender de ellos. Aprendamos a compararnos con nosotros mismos, en cada presentación estás aprendiendo y en cada una de ellas estas creciendo y desarrollando tus habilidades. y ¿si te comparas con la anterior que hiciste?
- Nos vestimos con un traje que no es nuestro.Y no me estoy refiriendo a la ropa. A la hora de presentar perdemos nuestra naturalidad y adoptamos una papel serio y aburrido que nos favorece. La naturalidad no está reñida con la profesionalidad.Y sino piensan en alguien que te gusta como presenta ¿crees que actúa? ¿crees que es poco natural? ¿te parece aburrido?
- Exceso de información.Cometemos constantemente el error de pensar que la audiencia necesita todos los datos e información de la que disponemos. Son tanto datos que nos da miedo olvidarnos de alguno. ¡Grave error! Una presentación es como el plato de comida que te sirven en un restaurante.Para llegar a ese plato ha habido antes un proceso largo y con mucho trabajo que empieza por ir al mercado, seleccionar los alimentos necesarios, elaborarlo y cocinarlo. ¿Te imaginas que además del plato te trajeran a la mesa? todos los ingredientes, cacerolas, cuchillos etc.…? Innecesario, ¿no? Pues eso es lo que hacemos cuando abrumamos a la audiencia con toda la información que no es necesaria. Se trata de hacer fácil lo difícil, sencillo lo complicado.
- Nuestras creencias. ¡No podían faltar! Esos pensamientos programados y repetitivos que tenemos sobre nosotros en relación a este tema. Todo eso que nos hemos creído por experiencia pasadas o de nuestra propia percepción distorsionada ” hablas muy deprisa”.,” no eres nada concreto”. ” te mueves mucho y mareas”, ” la voz te temblaba” ….
- No creemos en el mensaje.No es nuestro. Es cierto que evidentemente es más difícil presentar algo en lo que no crees, pero todo es cuestión de trabajarlo. Como decía Aristóteles “Saber expresar una idea es tan importante como la idea misma”
El miedo a hablar en público es solo una disfunción ya que en lugar de sentir nuestro orgullo sano para sentirnos seguros, naturales y auténticos a la hora de exponer, nos empequeñecemos siento un miedo falso a lo que puede pasar, a lo que puedan decir, a equivocarnos, a fracasar. ..todos miedos al futuro, todos miedos de nuestra mente-ego acostumbrada a ponerse en lo peor.
Todos tenemos un comunicador dentro. Todos podemos comunicar al igual que lo hacemos cuando contamos una anécdota a nuestros amigos. Si no eres capaz de conectar con tu orador interno es porque probablemente antes tengas que desmontar alguno de los motivos anteriores, ¿no crees?